«Los amigos de Sadako comenzaron a soñar con la idea de dedicar un monumento a Sadako y a todos los niños que habían muerto a consecuencia de la bomba atómica. […]
En su honor se creó un Club de Grullas de Papel, y todos los años, el 6 de agosto, Día de la Paz, sus miembros colocan miles de grullas de papel a los pies de la estatua de Sadako, a la vez que repiten el deseo grabado en su base:
“Este es nuestro grito, es nuestra plegaria: que haya paz en el mundo”.»
Sadako y las mil grullas de papel, de Eleanor Coerr, páxina 66..